Deuda buena y deuda mala: la diferencia que define tu salud financiera

Sebastian Rubio

Sebastian Rubio

Gerente Comercial de Patrimore.

15 de octubre de 2025

post image

Todos hemos estado ahí. Ves una oferta, un “pagá en 12 cuotas sin interés”, y piensas: “total, es poquito al mes”.

Y así, sin darte cuenta, terminas con el cupo de la tarjeta lleno, pagando varias cosas al mismo tiempo y sintiendo que el sueldo no alcanza.

Pero la verdad es que la deuda no siempre es el villano de la historia. Puede ser una herramienta poderosa si sabes usarla bien. La clave está en distinguir entre una deuda que te ayuda a crecer y otra que simplemente te deja atrapado en un ciclo de pagos eternos.

La deuda no es el enemigo, es una herramienta

Endeudarse no tiene por qué ser algo malo. De hecho, muchas personas logran avanzar en su vida financiera gracias a una deuda bien utilizada.

Comprar una casa, estudiar, emprender o invertir: todo eso puede requerir crédito.

El problema aparece cuando usamos la deuda para cubrir deseos inmediatos o mantener un estilo de vida que no se ajusta a nuestros ingresos.

Ahí es cuando la deuda deja de ser una herramienta y se convierte en una carga.

No se trata de no endeudarse nunca, sino de entender para qué y cómo hacerlo.

Deuda buena: Una inversión en tu futuro

La deuda buena es aquella que te acerca a tus metas y te ayuda a generar valor a largo plazo.

Es una deuda que trabaja contigo, no contra ti.

Algunos ejemplos:

  • Un crédito hipotecario para comprar una propiedad que aumenta su valor o genera arriendo.
  • Un préstamo para estudiar una carrera o especialización que mejora tus ingresos.
  • Financiar un negocio o proyecto con potencial de crecimiento.

Estas deudas no son un gasto, son una apuesta. Inviertes hoy para ganar mañana.

Y aunque igual requieren planificación, al final del día te dejan con algo construido, no solo pagado.

Deuda mala: El enemigo silencioso

Por otro lado, la deuda mala es la que se usa para consumir sin pensar en el mañana.

Es tentadora, inmediata y cómoda, pero también la más peligrosa.

Ejemplos claros:

  • Usar la tarjeta para vacaciones o para cubrir el mes.
  • Comprar ropa, tecnología o comida con crédito.
  • Financiar “caprichos” con cuotas que te acompañan por meses.

Este tipo de deuda no genera ningún retorno. Solo te hace pagar más por lo mismo. Y lo peor: te roba tranquilidad, porque todo lo que ganas se va en cubrir pagos.

La deuda mala no te deja disfrutar lo que tienes, porque siempre estás pagando lo que ya disfrutaste.

Cuánta deuda es sana

No se trata de vivir sin deudas, sino de tenerlas bajo control.

Hay ciertos límites que te ayudan a mantenerte en equilibrio:

  • Que tus deudas no superen el 40% de tus ingresos mensuales.

  • Si puedes mantenerte entre 25% y 30%, estás en una zona financiera saludable.

  • Evita tener más de 7 veces tus ingresos anuales en deuda total (sumando consumo e hipotecarias).

Estos números no son reglas rígidas, pero sí una buena brújula para saber cuándo una deuda está empezando a salirse de las manos.

Cuotas sin interés: ¿aliado o trampa?

Las cuotas sin interés pueden parecer inofensivas, pero hay que tener cuidado.

Aunque no pagues más por lo que compras, igual comprometes tu flujo de dinero futuro.

El peligro está en acumular muchas de esas “cuotas pequeñas”, que al final suman una gran parte de tu presupuesto mensual.

Sin interés no significa sin consecuencias.

Si lo vas a hacer, que sea con propósito y dentro de tus posibilidades. Comprar algo en cuotas sin interés no está mal, pero hacerlo sin saber cuánto estás comprometiendo, sí.

Cómo usar la deuda a tu favor

  • Define un propósito antes de endeudarte. ¿Esto me acerca a una meta o es solo un gusto momentáneo?

  • Haz números. Calcula cuánto puedes pagar sin ahogar tu flujo mensual.

  • Prefiere tasas fijas y plazos claros. La estabilidad también es parte de la tranquilidad.

  • Evita deudas que dependan de “si todo sale bien”. Si necesitas suerte para pagarla, no es buena idea.

  • Revisa tus deudas activas. A veces reorganizarlas o refinanciarlas puede ahorrarte mucho dinero y estrés.

Una deuda bien pensada puede abrirte puertas. Una deuda impulsiva puede cerrártelas todas.

¿Cómo puede ayudarte Patrimore?

En Patrimore sabemos que no se trata de vivir sin deudas, sino de aprender a convivir con ellas de manera inteligente.

Por eso, acompañamos a nuestros clientes para:

  • Evaluar su nivel de endeudamiento real.

  • Distinguir entre deuda buena y mala.

  • Diseñar un plan de pago que libere flujo y reduzca intereses.

  • Tomar decisiones con propósito, no por impulso.

El objetivo no es “tener cero deuda”, sino usar la deuda de forma estratégica para avanzar sin perder estabilidad.

Conclusión

La deuda puede ser una aliada o un obstáculo. La diferencia está en el propósito.

Si la usas para construir, te impulsa. Si la usas para cubrir huecos, te frena.

La deuda buena te acerca a tus metas; la deuda mala te mantiene corriendo sin avanzar.

Cuando aprendes a reconocer esa línea, dejas de tenerle miedo a la deuda y empiezas a tenerle respeto. Y ahí es donde comienza la verdadera libertad financiera.

Patrimore es una institución inscrita en el Registro de Prestadores de Servicios Financieros y regulada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) según la Norma de Carácter General No 502.

Patrimore no actúa como intermediario de valores, no recibe ni efectúa pagos de dinero, ni custodia valores. Los servicios de Patrimore se limitan exclusivamente a la asesoría financiera y actividades relacionadas autorizadas. Las recomendaciones de inversión generadas por Patrimore deben ser aceptadas por ti de manera expresa antes de su ejecución; la decisión final siempre reside en ti. Ninguna inversión está exenta de riesgos.

Las inversiones que realizas a través de Patrimore son gestionadas y custodiadas por instituciones fiscalizadas y reguladas por la CMF.

Al crear una cuenta en Patrimore, aceptas los términos y condiciones del sitio, incluyendo las políticas de privacidad y los riesgos asociados a las inversiones.

todos los derechos reservados @patrimore.cl

  • Encuéntranos en: